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Reseña Histórica - Parte V -

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Mensaje  ADMIN Sáb Mayo 24, 2008 3:11 pm

Reseña Histórica - Parte V -

MEDELLIN: EMERGIENDO DEL PUEBLO OPRIMIDO


La imaginación, el ingenio y la solidaridad internacional, fueron tres elementos claves en la consolidación y posterior crecimiento del Serpaj, pautado a partir del encuentro de Colombia, en febrero de 1974.
Esos años coinciden con la fulminante etapa de militarización del continente que salvo excepciones, se ve poblado de sangrientas dictaduras cuyo primer objetivo fue librar a los poderosos de cualquier tipo de presión popular.
Ya en 1971 había caído el gobierno del General Juan José Torres en Bolivia y la derecha militar asumía el control del país.
A ese golpe le seguirían los de Uruguay (1973), Chile (1973), Perú (1975) y Argentina (1976), con las consiguientes secuelas de encarcelamientos masivos, torturas, muertes, desapariciones y exilio. El trabajo de una organización como la que se venia gestando corría serios riesgos de desintegrarse alcanzada por la maquina represiva o diluirse en la extremada precaución que los hechos parecían aconsejar.
La imaginación (esta vez a las bases y no al poder), el ingenio de los militantes que de mil maneras intentaban esquivar los manotazos del régimen de turno, y la solidaridad internacional que ya comenzaba a extenderse en apoyo a nuestro dolorido continente (la acción de los exilios daba un nuevo espacio de lucha a la resistencia) hicieron posible que llegara el II Encuentro Continental, realizado en la ciudad de Medellín, y en el que se adoptarían importantes resoluciones.
A Medellín concurrieron representantes de la mayoría de los países latinoamericanos, totalizando 65 delegados. El análisis de la realidad estuvo a cargo del sociólogo (hoy obispo) Alfonso Gregory, quien al principio ubico el marco socio-político a partir del cual se desarrollaron los debates.
Dicho analista hizo hincapié, entre otros conceptos, en que una tarea que tendiese a la liberación debe presuponer el conocimiento y el análisis científico de la realidad y la complejidad del sistema de dependencia y opresión que somete a nuestros pueblos. Desde esta óptica, Gregory demostró como las estructuras actuales de dependencia fueron desarrolladas en los procesos históricos que dieron comienzo cuatro siglos atrás.
Otra de las exposiciones, estuvo nuevamente a cargo de una autoridad de la Iglesia Brasileña. Como en el I Continental en el que participó Mons. Helder Câmara, la llamada “iglesia de los pobres” estuvo representada en la Asamblea de Medellín por Dom Antonio Fragoso (obispo de Crateús, Brasil), desde el inicio y hasta el presente, estrechamente vinculado al Serpaj.
Monseñor Fragoso dio un reforzado testimonio de esperanza al afirmar su confianza en las posibilidades creativas de cada hombre y sobre todo, de los pobres, quienes se manifiestan inclusive dentro de la opresión.
La lucha de los agricultores chicanos en Estados Unidos, dirigida por el líder campesino César Chávez, la lucha por la independencia del Congo, encabezada por el dirigente negro Patricio Lumumba (asesinado el 17 de Enero de 1961) fueron dos de los ejemplos que junto a las experiencias de Brasil, Centroamérica, Bolivia y Chile, ilustraron el trabajo desarrollado por las organizaciones presentes.
La tarea de comisiones fue dividida básicamente en cuatro grandes temas: “La lucha de los obreros industriales”, “La lucha de liberación de los campesinos”, “Concientización y entrenamiento para la lucha noviolenta” y “La Iglesia y su misión liberadora”.
Sin duda, Medellín significo un avance en el tratamiento de la temática y en el espíritu que caracterizarían al Servicio en los diferentes tramos de su historia.
Como apuntan varios informes referidos al encuentro, es notorio que por un lado se hizo patente la necesidad de una coordinación mas orgánica y por otro, que dicha coordinación (expresada en un organismo que no se planteo ser movimiento) respondiese a la idea base de en que América Latina, la lucha de liberación por medios noviolentos debía emerger del propio pueblo oprimido. De otra forma no tendría ni razón de ser, ni derecho a existir.
Para Jean Goss, Medellín significo entre otras cosas, el paso de un trabajo de elites a una tarea de presencia en el movimiento popular:
“Ya era evidente en 1971 que la tradición noviolenta-pacifista europea y de Estados Unidos, de predominancia intelectual, que no existía en América Latina, no se le podía imponer desde el exterior. También se hizo evidente que la lucha en Latinoamérica debía ser concebida dentro del proyecto global de liberación individual y colectivo, inserto en la situación histórica del continente. Las experiencias de otros pueblos (Gandhi, Dolci, King) deben ser conocidas, pero ellas servirán solamente para hacer brotar las propias iniciativas de América Latina.”
Se pone en funcionamiento entonces, una organización con una estructura simple de coordinación, surgida de la necesidad de los grupos de base cristianos-ecuménicos que lucharon y luchan contra las dominaciones y promueven la liberación nacional y continental desde una perspectiva de lucha noviolenta y de inspiración evangélica.
Con un doble campo de acción (al interior del movimiento popular y al interior de las iglesias, apoyando los proyectos eclesiales al servicio del pueblo) se institucionaliza el Servicio Paz y Justicia, cuya coordinación general es asumida por el argentino Adolfo Pérez Esquivel (artista plástico y profesor de la Facultad de Arquitectura), quien se mantendrá a cargo durante tres periodos (febrero de 1896, fecha de realización del V Encuentro Continental en Perú.)
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