Reseña Histórica - Parte II -

ADMIN Sáb Mayo 24, 2008 2:55 pm

Reseña Histórica -Parte II -

ANTECEDENTES: UN ENCUENTRO SIGNIFICATIVO

La historia de Serpaj puede comenzar a rastrearse en los primeros informes de Jean e Hildegard (hoy vicepresidentes del IFOR e integrantes de la coordinación del Serpaj Europa), quienes dejaron un relato minucioso de su viaje a Latinoamérica a comienzos de 1962. Dichos informes fueron recuperados 22 años después en un documento titulado “Antecedentes del Servicio Paz y Justicia en América Latina”:

Los enviados de IFOR llegaban de Europa con el propósito de realizar un viaje de cuatro meses que abarcaría varios países del continente y en el que pretendían conocer y analizar la explosiva situación latinoamericana, fruto de una larga tradición de desigualdades sociales y de la agudización de las variadas formas de explotación y sometimiento. Su intención era además, encontrar personas comprometidas con el cambio, escuchar las respuestas del pueblo y en especial, los conceptos cristianos que emergían de esta situación.

Al llegar al aeropuerto de Bogota (Colombia) y sin conocer a nadie, pidieron a un sacerdote brasileño que los llevara a la ciudad. El fue quien les hablo de un sacerdote muy joven, muy comprometido por la justicia, con quien seria importante que se encontraran. Ese sacerdote se llamaba Camilo Torres.

El significativo encuentro con el padre Camilo Torres presentaba ya algunas características que luego contribuirían a dibujar el perfil de la futura organización. Entre ellas se destaca un interrogante, de cuya respuesta dependerían muchas de las etapas decisivas por las que atravesó el Servicio: ¿Hay posibilidades de descubrir nuevas formas revolucionarias, nuevos caminos de transformación social, nuevos y efectivos instrumentos de cambio a partir de la noviolencia?

Camilo en esa época ya estaba defendiendo su opción por la lucha armada:
“Nunca olvidaremos -anotan Jean e Hildegard en su relato- la noche que pasamos conversando con el. Fue Camilo quien nos ayudo a comprender el conjunto de las estructuras injustas y opresoras, tanto de las sociedades como de las iglesias, y el sufrimiento del pueblo. Nos explico la imposibilidad de dialogo con las clases dirigentes, con las jerarquías eclesiales. Nos hablo de la antigua tradición violenta de Colombia. Su conclusión fue: en fin, no veo otra posibilidad que hacer la revolución por las armas.”

Conversaron entonces sobre la posibilidad de que la noviolencia permitiese dar un paso más en el proceso de liberación y de la necesidad de extremar la lucha revolucionaria, hasta el grado de producir el cambio y al mismo tiempo, permitir que se detuviese la espiral de violencia.
Camilo Torres invito al matrimonio a quedarse a trabajar junto al pueblo colombiano, con el propósito de que se desarrollara una conciencia noviolenta revolucionaria al interior de las organizaciones. La respuesta fue negativa.
“No pudimos quedarnos. Teníamos un viaje muy largo y mucho que aprender antes de compartir la noviolencia. Camilo por su parte, continuó el camino fiel a su conciencia, hasta que murió en la guerrilla. Fue un ejemplo para toda la generación de cristianos comprometidos con el cambio.”

De Colombia siguieron para Perú, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil, países en los que mantuvieron diversos encuentros con diversos líderes populares, religiosos, grupos y organizaciones sociales, conocieron luchas indígenas y campesinas y las condiciones de vida de los millones de habitantes de los barrios marginales, cantegriles, favelas, villas miserias.
Durante diez años, ambos recorrieron el continente promoviendo los primeros encuentros de los que –al final del viaje- llevaría el nombre de Serpaj. Fue en 1974 y precisamente en Colombia, donde nació “formalmente” la organización, reconociéndose quizás involuntariamente aquel punto de partida subrayado por tan inesperado dialogo.

“Donde murió Camilo nació una cruz, pero no de madera sino de luz…”